¿Cuál es tu Ikigai?
- Isabella

- 13 dic 2020
- 6 Min. de lectura
...y para una persona que tiene tatuada la palabra en la muñeca, debería ser relativamente fácil responder, o al menos, eso pensaría yo.

En estos días, a raíz del tatuaje que tengo en mi muñeca, me hicieron la pregunta de qué significaba ikigai a lo que respondí: "razón de vivir". Dando un poco más de contexto, ikigai es una palabra japonesa que no tiene una traducción exacta al español pero básicamente, lo que dice es que tu "razón de vivir" es la combinación de cuatro cosas: algo que amas, algo que el mundo necesita, algo en lo que eres bueno y algo por lo que te puedan pagar (o pues, tu trabajo).
La historia de por qué terminé con la palabra tatuada en mi muñeca es sencilla. La verdad, mentiría si dijera que fue porque sentía un tipo de conexión con la palabra o porque quería recordarme a diario de mi razón de vivir. Es más, siendo sincera, yo no conocía de ikigai hasta que mi hermano (el mello) me llamó un día a contarme que se tatuó eso en el hombro y me echó toda la parla del significado. Me mostró el tatuaje y a mí me gustó. Me gustó la tipografía, me gustó el significado y me parecía (y todavía me parece) que se veía (y se ve) divino así que en un acto de inmadurez (o madurez, no sé) dije "que carajo" y me tatué en la muñeca. Me cautivó la palabra y en vaina y vaina me parecía (y me parece) bacano tener el mismo tatuaje que mi hermano (que ahora pensando en retrospectiva, si mi hermano se hubiera tatuado alguna otra cosa, seguro la historia sería diferente).
Pero bueno, volviendo al cuento, después de haber respondido la pregunta "¿qué es ikigai?" la misma persona me hizo la siguiente pregunta que por lo general vienen en combo: "¿cuál es tu ikigai?", y para una persona que tiene tatuada la palabra en la muñeca, debería ser relativamente fácil responder, o al menos, eso pensaría yo. Y la verdad, no me es tan fácil de responder o al menos, no de una manera corta y precisa.

En el lapso de los últimos tres años (aprox), la respuesta ha variado cantidades de veces y al principio incluso me ponía nerviosa con la pregunta porque no tenía ni idea qué decir, yo no sabía ni siquiera cómo definir esa vaina. No tenía una razón concreta de por qué me había tatuado (no que importe realmente) y la manera más completa de explicar lo que significa ikigai, más allá de mencionando los cuatro factores, es con un diagrama de varios círculos que me parece un mierdero de explicar (si buscan la palabra en google, es lo primero que sale) y pues decir que me había tatuado porque me copié de mi hermano me parecía una respuesta como medio huevo.
Así que bueno, a raíz del tatuaje y por el hecho de constantemente recibir las preguntas de qué es y cuál es mi ikigai me enfrenté con la necesidad de tener una respuesta sobre mi "razón de vivir". Me puse a reflexionar e investigar sobre el tema con lo que inevitablemente surgió la típica pregunta existencial de "¿cuál es tu propósito?". Y mierda, eso que a ti te hacen esa pregunta y uno entra en una pensadera y una rebuscadera de frases de cajón como para no parecer un perdido en la vida y tener algo por ahí que responder; pero pues, a la final, ¿qué punto tiene?. Volvemos a lo mismo, más allá de tener una respuesta (que la verdad ni siquiera me parece necesaria), lo importante (en mi opinión) es hacerse la pregunta, una y otra vez, y encontrar, de una forma u otra, un significado que tenga sentido para ti.

Entonces bueno, por un tiempo me puse a analizar y reflexionar sobre estas (y muchas otras) preguntas y no había logrado encontrar un sentido con el que realmente me identificara y con el tatuaje en la muñeca, se me complicaba la vaina. Así que con intención y manifestación me puse en la búsqueda, y esto, hace un tiempo atrás. Me puse a leer sobre el tema. Leí sobre ikigai (incluso leí un libro entero que ni me gustó), hice varios ejercicios de autoconocimiento, de reflexión, etc., empecé coaching (aunque fue por otras razones) y un montón de otras cosas pero todavía no sentía claridad al rededor del tema. Y bueno, estando en pandemia, en uno de los tantos lives que hubo, le escuché a un amigo decir que a él le habían enseñado que el propósito se debía encapsular en un verbo y eso a mí me quedó sonando. Me gustó esa manera de verlo, al menos simplificaba bastante la cosa, y entonces con eso en mente, junto con un trabajo profundo de cuestionamiento y descubrimiento (que ya venía trabajando hace tiempo), le empecé a tirar cabeza y de un momento a otro lo descubrí:
¿Un verbo? Inspirar.
La palabra llegó a mí, suena raro pero fue así. Sentía (y siento) que resonaba (y resueno) con la palabra, me encantaba (y me encanta) pero la cosa no paraba ahí. Con las mismas, vuelve la preguntadera (que igual me gusta porque para mí las preguntas tienen mucho poder) y dice uno: ¿qué carajos voy a inspirar yo?, ¿inspirar qué?, ¿a quién?, ¿y cómo?, ¿y por qué?. Y así, nuevamente (con constancia) llegué a una nueva conclusión: inspirarme a mí. Y, ¿por qué? porque eso es lo que me mueve: inspirar.

Inspirar(me) alegría, felicidad, calma y paz. Inspirar(me) sencillez, magia y energía. Me inspiro a ser una buena persona (cada día mejor) y a vivir mi máximo potencial (cada día mayor). Me inspiro siendo honesta y real conmigo. Me inspiro siendo genuina y viviendo por mis propios valores. Me inspiro ajustando mi entorno en función de mis sueños y motivándome para cumplirlos.
Sencillamente me inspiro viviendo mi vida a mi manera, así, sin tanta arandela. Y es que vivir así se siente como magia: te permite fluir, creer, crecer y crear. Te permite conocer nuevas realidades llenas de posibilidades. Te permite descubrirte y conocerte y todo esto, impulsado por retos, por miedos, y por sueños.
Y entonces, Isabella ¿Cuál es tu ikigai?. En este momento de mi vida no tengo, y no concibo en un futuro próximo, tener una respuesta exacta para eso. Incluso, no sé si alguna vez la tendré o la quiera tener porque no veo la necesidad de encapsular algo tan trascendental como "la razón de vivir" en una sola cosa. Para mí no es algo que se pueda describir, simplemente es algo intangible que llevas dentro.

Ikigai (para mí) no es algo físico o algo concreto. No es algo que se pueda simplificar en una frase pegajosa o describir con palabras textuales. Ikigai siempre va a ser algo nuevo y cambiante dependiendo del momento en el que estés en tu vida. No es algo que encuentras y lo chequeas de una lista. Ikigai es una busqueda; una búsqueda inquieta y constante que te permite vivir en función de lo que te llena y de lo que amas.
Y entonces, volvemos a la misma pregunta: Isabella, ¿Cuál es tu ikigai?. Mi ikigai es vivir mi máximo potencial. Vivir plena, feliz, tranquila. Tener buenas intenciones y manifestarlas. Tener sueños grandes y tener la energía para perseguirlos. Tener miedos y tener la voluntad de enfrentarlos. Tener una mente positiva y tener paz dentro de mí. Trasmitir buenas energías y ser una buena persona.

Para mí ikigai es un café caliente en la mañana. Ikigai es amar incondicionalmente. Es un abrazo de la persona que quieres. Es rodearse de gente motivada y apasionada. Es un día exitoso en el trabajo. Es llegar a tu casa después de un día ocupado, quitarse los zapatos y después de un suspiro tirarse en la cama. Para mí ikigai es salir a comer con mis amigos y conversar por horas, es disfrutar estar con mi familia, es una tarde con mis sobrinos, es ir a la casa de mis abuelos y recontar anécdotas. Para mí ikigai es montarse en un avión y ver las nubes. Es un día en la playa, un paseo por la montaña. Para mí ikigai es desconectarse de la realidad escuchando música por horas. Ikigai es tener un ídolo y admirarlo. Para mí ikigai es mover tu cuerpo deshinibídamente mientras bailas. Es vivir con locura una noche de Carnaval. Ikigai es un viaje a un lugar desconocido. Es vivir una experiencia diferente. Es conocer a una persona nueva. Para mí Ikigai es expresarme sin miedos, es amarme sin medidas, es vivir bajo mis propias condiciones.
En pocas palabras, ikigai es lo que tú (y solo tú) quieres que sea. Es todo y nada. Es lo sencillo de la vida. Las cosas chiquitas. Los detalles. Son esas cositas que suman y se amontonan en formar esta locura que llamamos vida. Mi ikigai no es único y no es estático. Cambia y evoluciona conmigo, crece y se expande a mi ritmo y, te pregunto, ¿cuál es tu ikigai?.
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