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Aprender es una mierda

*Es un exageración (o no). Aquí voy:

una de las tantas veces cruzando el puente

Tenía un compromiso el mes pasado de empezar un Substack (plataforma online para compartir, escribir y leer). Les he hablado de esto antes, quiero explorar otra forma de compartirme a través de una escritura distinta pero, aún no estoy ahí. Sé que va a llegar y no ha llegado, así que mientras esa nueva form llega me dije a mi misma que iba. mantener el blog vivo. Así que aquí estamos.


En este preciso momento en el que escribo, había planeado estar en el gimnasio PERO (y gran pero) negocié conmigo misma. Sí, pésima idea cuándo estamos trabajando el cumplirnos (cumplirnos, es decir, cumplir nuestra palabra, es decir hacer lo que decimos que vamos a hacer) y ese es mi caso con el gimnasio, pero bueno lo hice. El negocio fue el siguiente: si no vas al gimnasio, te sientas escribir en el blog. Por lo tanto, escribimos en el blog, cumpliéndome después de incumplirme.


Entré sin saber qué escribir o por dónde empezar. Entré a la carpeta de borradores y me encontré con este lujo de título: "aprender es una mierda". El escrito, que evidentemente nunca escribí, iba algo de mi experiencia aprendiendo KiteSurf. Que muy resumido era algo así (solo tenía un párrafo escrito en. mi belleza de título):


Decidí aprender Kitesurf en el 2020 como uno de los tantos resultados de la Pandemia. Mi hermano y mi cuñado lo hacen hace muchos años y siendo un deporte de mar y siendo que me gusta tanto el mar, ¿por qué no? Aquí vale la pena aclarar: soy mala con los deportes. Isa, no digas eso, eso es una creencia limitante–. No, no lo es. Es la realidad. Soy mala con la coordinación, con el manejo de manos, pies, velocidad, destreza, técnica etc, (excepto al bailar, gracias dios omnipotente). En fin, soy mala con los deportes pero aún sí decidí que yo quería intentar.


En mis idas a Kitesurf, que además es un deporte encartoso: tabla, cometa, arena, la playa donde hay brisa a 40 minutos, en mi caso, profesor, salvavidas, zapatos especiales, ya no recuerdo si casco, creo que no, empecé con toda la motivación del mundo como se empieza todo lo que es nuevo. Y a medida en la que iba dando clases, y el resultado de las clases no resultaba proporcional al desarrollo de mi destreza (volvemos, soy mala con los deportes), aumentaba la frustración. Tenía muchas ganas de navegar y verme saltando y volando en el mar, en el cielo, y con eso, tenía MUY pocas ganas de aprender.


Recuerdo el día, uno de esos tantos, en el que dije en voz alta, naufragada en la mitad del mar, viendo al resto de cometas volar en el horizonte, mi tabla lejos de mi, la piel ardiendo, el sol inclemente pegándome directo en la cara, las olas cacheteándome, la cara llena de sal y mocos y lágrimas y no de tristeza pero sí de agua de mar, esa agua salada que se te mete literalmente por todos los orificios disponibles de tu cuerpo, orejas, nariz, boca, ojos, sí, también por el de atrás: aprender es una mierda.


Me levantaba el fin de semana, me ponía la manga larga, el vestido de baño, cogía el carro, 40 minutos manejando, a veces una hora, llegaba a la playa, saludaba a la gente, que la cometa, que la tabla que el flotador, que esta vez sí, que vamos con toda, que yo puedo... ¿y el resultado? tragar agua como una degenerada. Era un mierda.


Salía del agua del otro lado de la playa, porque todavía no me sabía devolver, rescatar mi tabla era imposible, caminar luego al punto de partida otra vez, derrotada, vencida, mamada, sentir la cara estirada, los labios rajados y volver a intentar navegar. Una y otra vez. Hasta que el aprendizaje se haya conquistado y así con todo lo nuevo.


Y así, el entrenamiento.

Y así, él llevarnos a cruzar el puente.

Y así, hasta que se vuelva tuyo lo que quieres que lo sea.


El deseo estaba vivo, aprender a montar kite surf, navegar, poder hacerlo en otros países, llegar a brincar. El deseo sigue vivo, y el entrenamiento sigue vigente. Ha sido lento, y no ha sido constante, pero sigue vivo. Ahora, con mucha más pausa porque me mudé a España pero aún con las ganas y con la osadía de decir: yo hago Kitesurf. Y para llegar a ello, es necesario aprender.


Tener las ganas es el primer paso, el siguiente, es sostenerlas. Show up. Presentarse al entrenamiento, hacerlo, atravesarlo, hasta que el entrenamiento se vuelva aprendizaje, hasta que lo que esté por aprender se vuelva lo aprendido.


Empezar algo nuevo es sexy. Lo innovador, lo desconocido, el misterio, la emoción. El comienzo siempre es sexy porque es nuevo, pero luego, a medida que se vuelve repetidor, y conocido, y familiar, baja el sexiness y entra a jugar algo mucho más grande: el compromiso. Por eso la motivación es una frecuencia muy frágil para jugar en el largo plazo. Al principio hay motivación, ¿luego? a la mierda, qué carajo, esto para qué, mejor no, ya no lo quiero tanto, e *inserte aquí* cualquier cosa que te dices para soltar el deseo.


La primera vez es delicioso, la segunda, la tercera, luego, de ahí para adelante, ¿sostenerlo? neeeeh. Y si los resultados no llegan ya, como fue mi caso con Kitesurf, peor aún. Piensen en cualquier cosa que han empezado. ¿Con cuántas ganas, motivación, entusiasmo empezaron? Y cuanto más requirió de ustedes continuar con ese hobby, esa cosa nueva, ese deporte, ese llamado, eso que me da curiosidad, que me interesa pero que no sé, pero que para qué, pero que bueno, sigamos a ver qué pasa. Y, ¿qué pasa? Llegas al otro lado del puente.


Eso yo lo llamo cruzar el puente. Cuando empezamos a caminar es un parche, estamos con todo el equipo, seguro nos compramos unas botas de senderismo, nos fuimos a medir la pinta a Decathlon, compramos termo, gorra, estamos estrenando hasta las medias y la emoción está por lo alto. Cuando empieza la subida del puente, o también, más poético, podría ser la montaña, aún uno tiene la moral alta. La extravagancia de la aventura aún sin cansancio. Todavía hay agua en el termo. Los zapatos nuevos todavía no te tienen con vejigas y sigues subiendo.


En mitad de la subida, te das cuenta que te quedaste sin agua, que hay algo en el dedo gordo del pie que se siente en carne viva (y que seguro lo está), que se te está enterrando la uña, y estás sudada, y escaldada, y sucia, y ya ni en las fotos sales bien y ya, en ese punto, todo te sabe a cacho. Y llega el punto en donde te quieres liberar de esa pésima idea que tuviste de escalar una montaña (además por gusto) y dices a la mierda.


A la mierda y hay dos opciones:


  1. a la mierda, me bajo de esta vaina.

  2. a la mierda, yo subo esta vaina.


¿Qué vas a elegir? ¿Qué te va a llevar a subir? ¿Motivación o compromiso? Recuerda qué tan grandes son tus ganas, recuerda por qué empezaste, recuerda qué te hizo elegirlo en un principio, recuerda cuál es el gran WHY de tu cima. Piensa en tu puente y en tu montaña, piensa en eso que estás subiendo en este momento. Detente un segundo y mira todo lo que has subido, reconócete en el camino, llénate de ti, de tu deseo, de eso que te está esperando. ¿Te devuelves o sigues hacia arriba?


Aprender es una mierda pero lo que viene después se parece mucho más a la sensación inicial por la que empezaste. Volviendo al KiteSurf aprender es una mierda, y yo llevo 4 años aprendiendo muy intermitentemente y ahí también la razón del "tanto tiempo´ . Las primeras 10 veces tragué agua sin falta. Las primeras 10 veces se me fue la tabla. Y seguro fueron mucho más de 10. Pero llegó esa primera vez de pararme en la tabla de navegar por segundos que dije ESTO es por lo que lo quise, ESTO es por lo que empecé, ESTO es lo que me hace seguir. ESTO es le por qué.


Así que si empezaste algo, sigue. Vuelve a tu gran WHY. ¿Por qué es importante esto para ti? ¿Por qué lo querías tanto? ¿Cuál es la parte de ti que lo quiso y dónde está esa parte que todavía lo quiere? ¿Cuál es tu conquista personal? Que no se te olvide.


Enamórate del camino de una vez por todas. Recuerda: es un entrenamiento. El camino es lo más largo que hay, así que más vale hacerlo rico, las tragadas de agua, la comida de mierda, la frustración, la rabia, las ganas de tirarlo todo, disfrútalo, y aquí disfrutar significa vivirlo en apertura, dejar que te atraviese, de eso, también, se trata. Porque rico, rico, no es, pero sí inmensamente real y por tanto, nuestro. Lo digo mucho en mis espacios: manda todo a la mierda, listo, pero en un ratico vuélvelo a recoger.


Para quienes están firme con los compromisos (para quienes no saben de qué hablo les conté aquí de la lista de compromisos), si desde mayo empezaste a hacerlos Sigue. Si de los 10 compromisos de mayo solo cumpliste 1, sigue. Si de los 10 compromisos de mayo no cumpliste ninguno, sigue. Si de los 10 compromiso de mayo, los cumpliste todos, ¡sigue! Observa en donde está tu atención, tus prioridades, a qué le das tiempo, energía, importancia y si hace falta recálcula. Sin juicio, sin látigo pero sí con firmeza amorosa. Vivir la vida con intención es mucho más gratificante que pasar por desapercibido.


Abajo dos opciones para atravesar el aprendizaje juntas.


Desde mi puente,

con amor,


Isabella.



P.D 1: Si quieres llevarte a una practica de conexión, en compromiso, devoción y apertura, ESCRITURA VIVA empieza el domingo 16 de Junio. Vamos a escribir juntos por 11 días y anclar una práctica de conexión en colectivo. Tendremos 3 llamadas por zoom en vivo y 11 días de seguido de escritura análoga, viva, libre, catártica en tu cuaderno, a mano. Vas a recibir un audio por WhatsApp diario con una pequeña guía + una canción para escuchar en forma de meditación. También vamos a tener un grupo de WhatsApp para compartir, reflexionar y expresar lo que sea que estemos atravesando. Un compromiso contigo y con tu práctica. Práctica= todo lo que se haga con intención. Tiene un valor de $111.000 COP o 24 euros. Si este es tu puente, y sabes que ya es un sí sin pensarlo, aquí tienes el link en pesos colombianos. Si este es tu puente, y tienes alguna duda adicional, escríbeme por instagram. En mis historias de Instagram te enteras de más. Empezamos este domingo 16 de junio.


P.D 2: Si quieres uno de los espacios de Cumplirnos (son solo tres), también escríbeme por Instagram. Cumplirnos es un espacio de 30 minutos gratuito (lo voy a subir hasta 45 min) en donde vamos a revisar tu lista de compromisos del mes, y sobretodo, tu intención con ellos. Si ya estuviste el mes pasado, puedes repetir y revisamos juntas qué pasó en mayo y qué continua. Si no sabes de lo que te hablo, lee el blog anterior que ahí te cuento. Básicamente, es una herramienta para poner en práctica todos los meses para vivir con intencionalidad, a la llamada es importante que llegues con una lista o una idea de esta. Para reservar tu espacio, escríbeme por instagram. De nuevo, son solo tres.


Vamos, cruza tu puente.

Eso que buscas, te está esperando.

<3

 
 
 

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